Para el equipo de Mente, Alimentación y Cuerpo es fundamental reflexionar en torno a porqué las dietas no funcionan. Para profundizar en este tema primero planteamos qué es realmente una dieta.
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Qué es una dieta
La dieta, nuestra dieta, viene del griego y significaba “régimen de vida”, lo que comemos de forma regular. Ahora, sin embargo, ha pasado a ser considerada una restricción alimentaria, una privación de la comida autoimpuesta que tiene como objetivo, generalmente, la pérdida de peso.
Y ese es el principal problema por el que las “dietas” entendidas así no funcionan a largo plazo.
Las típicas dietas de toda la vida se centran en limitar la ingesta energética, para logar una reducción de peso independientemente de la composición corporal. Pero… ¿y una vez alcanzado? Si la persona vuelve a comer como antes de “la dieta” recuperará la composición corporal que tenía antes pudiendo ganar aún más peso.
El seguimiento de un plan de alimentación no puede ser un periodo puntual en el que restringirlo todo, para después volver a comer como antes. Porque, aunque posiblemente alcancemos el objetivo, el éxito de un plan no es llegar a X peso o X porcentaje de grasa, es mantenerlo a largo plazo de forma sana.
La educación nutricional es clave
En el programa MAC trabajamos con la filosofía de que la educación nutricional es igual o incluso más importante que el plan nutricional personalizado. Este último debe ser un ejemplo de comidas y cantidades orientativas que deberás seguir, pero también entender para poder autogestionar tu alimentación de ahora en adelante.
O lo hago perfecto, o no lo hago
Sin una educación nutricional detrás, y sin entender por qué se te plantea el plan de alimentación que estás siguiendo, inevitablemente estaremos cayendo en lo que se conoce como la dicotomía de la dieta. Es decir, me planteo un objetivo, me pongo “a dieta” y cuando la “acabo” vuelvo a comer igual que antes porque: -“Ya está, ¡he terminado con éxito mi calvario!”
Un todo o nada, o restrinjo al máximo o me paso por completo, ¡esto no funciona así!
Alfonso-Mesala Elguero nutricionista Programa MAC
Por ello debemos eliminar la mentalidad dicotómica de estoy a dieta-no estoy a dieta, o lo hago perfecto, o no lo hago en absoluto.
Para empezar, tanto si estás dentro del programa Mente Alimentación y Cuerpo, como si sigues cualquier tratamiento nutricional, decirte que NO estás “a dieta”, tu tratamiento no puede ser momentáneo si buscas mantener una composición corporal saludable, o mantener tu objetivo a medio-largo plazo, sea cual sea.
El objetivo principal es crear hábitos
Es imprescindible cambiar la mentalidad del todo o nada por una base de hábitos saludables que tengan como consecuencia el alcanzar tus objetivos y por supuesto mantenerlos. Eso no significa que debas hacerlo todo perfecto, sino que la base, es decir, lo que hagas normalmente, tu dieta sea correcta y saludable.
Por ello, si un día, o cinco al mes (como vimos en la entrada del blog “comer bien durante las navidades”) haces una comida más copiosa, sales a comer con tus amigos, tu familia… en definitiva te desvías del plan, no comes de forma saludable, no pasa nada, nadie come perfecto siempre. De hecho comer perfecto también significa tener una relación sana con la comida y permitirte comer todo tipo de alimentos, eso sí en su frecuencia correcta.
Recuerda, el objetivo no es perder X Kg, o tener X% graso. El objetivo es crear unos hábitos que traigan como consecuencia secundaria esos resultados.
¿Qué hábitos tengo que tener? ¿Por dónde empezar?
A continuación vamos a resumir cinco puntos clave muy sencillos para empezar, para poner las bases de una alimentación correcta y encaminar nuestro objetivo:
- Come más verduras y hortalizas.
Cuánta más mejor, cruda o cocinada, a tu gusto.
Procura que en tus comidas y cenas siempre haya una gran cantidad de este tipo de alimentos. Las opciones congeladas o de bote también son una buena elección, rápida y fácil de añadir a un bol para hacer una potente ensalada por ejemplo.
- Añade siempre proteína en comidas y cenas
Variando entre los diferentes grupos de alimentos ricos en este macronutriente: legumbres, pescados, carnes, y huevos fundamentalmente como ingrediente principal de tus comidas y cenas.
- Muévete, como más te guste, pero muévete.
Como escribía nuestra entrenadora personal Ángela Arroyo en el blog “Desmontar excusas: El efecto Zeigarnik”: tomar acción, empezar aunque no sea de forma perfecta. Es el mejor paso para crear una rutina. Empieza a moverte desde hoy mismo.
- Come según tu saciedad.
Párate a pensar, a sentir cómo de saciado/a estás. No es necesario seguir comiendo para acabar el plato si realmente ya no tienes más hambre. Para ello lo más importante es centrar la atención en el acto de comer y no hacerlo de manera automatizada, mastica bien los alimentos y disfruta de la comida.
En este punto se incluye el famoso picoteo, debemos comer cuando tenemos hambre, no cuando toque, porque sea la hora, o porque nos “tienten” dulces u otros alimentos.
Para ello, organiza las comidas del día en tres principales, y valora si tienes realmente hambre entre ellas para introducir algo de media mañana o merienda, una buena opción puede ser fruta, frutos secos, yogur…
- Repite los anteriores. No te sobrecargues, sé realista
Habrá momentos en los que te apetezca más y otros en lo que te apetezca menos o no te apetezca en absoluto y es normal. Por ello no te sobrecargues con tareas, ejercicio etc. Céntrate en los pequeños cambios que hemos comentado, son sólo 4 puntos que traerán consigo grandes resultados si los mantienes en el tiempo.
Ahora que puedes tener más claro por qué las dietas no funcionan, si necesitas ayuda, aquí estamos, ponte en contacto con nosotros y pide tu llamada gratuita sin compromiso.